Para muchos, la crisis argentina se ha transformado en un caso de laboratorio que explica los efectos más contradictorios del modelo neoliberal. No es casual, entonces, que la periodista y activista canadiense Naomi Klein la convierta en uno de los ejes de su esperado segundo libro, "Vallas y ventanas: Despachos desde las trincheras del debate sobre la globalización". Klein saltó a la fama con la publicación de "No Logo: El poder de las marcas", su exitoso libro debut, en el que criticó "la sobre explotación de los trabajadores de los países subdesarrollados" y analizó "la creciente invasión publicitaria de los espacios públicos por parte de las empresas multinacionales".

Traducido a 25 idiomas, "No Logo" se convirtió rápidamente en el manifiesto base de los grupos antiglobalizadores de todo el mundo, y su mensaje de resistencia fue adoptado como propio por cientos de miles de activistas. Su trabajo como columnista de los diarios "The Guardian", de Gran Bretaña, y "The Globe and Mail", de Canadá, y la extensa gira de presentación del libro, la llevaron de viaje por todo el planeta, especialmente allí donde ardían los reclamos de nuevas alternativas políticas y económicas. Así fue que, en diciembre de 2001, Klein llegó a la Argentina en llamas de entonces, para estudiar el funcionamiento de las asambleas barriales y conocer cara a cara a los grupos piqueteros.

Este es el eje de "Vallas y ventanas", que también describe y analiza los primeros pasos del movimiento antiglobalizador que se originó en Seattle en 1999 con las protestas contra la reunión de la OMC (Organización Mundial de Comercio). Para la autora, la gestación de esta nueva forma de activismo debe verse como "una sucesión de acontecimientos casi cronológicos, postales instantáneas de momentos dramáticos, un documento de una muy vieja y recurrente historia: la de las personas empujando las barreras que intentan contenerlas, abriendo ventanas, respirando hondo, probando la libertad."

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