Un golpe al orgullo de los estadounidenses
(04/09/05)
DESASTRE EN EE.UU.: LA FALLAS DEL RESCATE Y LA AUSENCIA DEL ESTADO EN LOS SECTORES MAS POBRES
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Ana Baron. WASHINGTON CORRESPONSAL
abaron@clarin.com
Con el 11 de setiembre, Estados Unidos perdió su sentimiento de invulnerabilidad. Ahora, el huracán Katrina puso en cuestión la idea de que son una gran democracia, seria y responsable, que protege a sus ciudadanos, cualquiera sea el color de su piel, en momentos de crisis. El primero fue un revés de tipo político-militar, el segundo es un revés moral y ético del cual no será fácil reponerse.
Hoy los norteamericanos se sienten avergonzados. Republicanos o demócratas, todos están furiosos por la falta de liderazgo de George Bush, el fracaso del operativo rescate, la falta de previsión y las fallas de un Estado que pese al tiempo transcurrido desde la época de la esclavitud sigue estando ausente cuando se trata de ayudar a los sectores más indigentes de la minoría negra. En vísperas del huracán, cuando se impartió la orden de evacuar Nueva Orleans ¿a nadie se le ocurrió que era necesario poner autobuses para los que no tenían autos?
"Qué vergüenza, qué vergüenza", gritó la diputada demócrata Diane Watson el viernes. "Nos han puesto a prueba y hemos fracasado", sentenció.
Sin duda, el principal blanco de la furia es el propio Bush. Si bien el viernes estuvo en la zonas inundadas y tiene previsto volver, su lenguaje físico y sus sonrisas fuera de lugar dejaron mucho que desear. La oposición demócrata y la prensa están haciendo finalmente su trabajo.
Ya hay quienes han comenzado a urgir a Bush a que abandone su programa de disminución de impuestos y su recorte de programas sociales. "El Estado parece no ser necesario hasta que estalla una crisis", dijo irónico a Clarín un ex funcionario de la administración de Bill Clinton.
Cuando las inundaciones de 1995 provocaron la muerte de seis personas en Nueva Orleans, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército inició una gran obra de ingeniería para reforzar los diques. En el 2004, sin embargo, el proyecto se quedó sin fondos. El dinero adicional prometido se lo había comido la guerra de Irak. Más aún, gran parte de los soldados de la Guardia Nacional de Louisiana, cuya principal misión es intervenir cuando ocurren catástrofes naturales, se encontraba esta semana en Irak.
Incluso la mente de Bush se encontraba en Irak. Ese día, en vez de asumir inmediatamente el liderazgo del operativo rescate como lo hizo el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, el 11-S, el jefe de la Casa Blanca pronunció un discurso sobre la Segunda Guerra Mundial en el que mención varias veces a Irak.
Después de los atentados del 11-S, Bush creó el Departamento de Seguridad Interior y colocó todas las agencias del área, incluyendo la Agencia Federal de Administración de Emergencias (FEMA), bajo su paraguas. El objetivo es que fueran más eficaces. Pero Michael Brown, el director de FEMA, que está a cargo del operativo rescate, es un republicano amigo de Bush sin experiencia en el tema, que antes de ser designado para esa función trabajó para la Asociación Internacional de Caballos Arabes.
Lo más serio de esta crisis es de hecho su aspecto moral. Después de las terribles escenas que se han visto esta semana por televisión, no hay dudas que la imagen positiva que tenían muchos norteamericanos de sí mismos y de su país ya no es la misma.
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