Revelan datos del apoyo de Brasil al golpe de Pinochet
(04/08/03)
El gobierno militar de Brasil dio apoyo a los uniformados chilenos que fraguaban el golpe de Estado de 1973, entregando información de inteligencia en torno a la eventual reacción de Perú si Chile entraba en una guerra civil, según un reportaje que publicó ayer el diario La Tercera de Santiago. A poco más de un mes de conmemorarse los 30 años de la caída de Salvador Allende, el 11 de setiembre de 1973, el medio realizó una investigación de meses en torno a capítulos inéditos relacionados con este hecho.
Aunque diversas versiones, tanto en Chile como en el extranjero, han señalado que Brasil prestó apoyo y aconsejó a sus colegas chilenos concretar el golpe, el periódico dice que a tres décadas de conjeturas y rumores, ahora es posible comprobar la llamada "conexión brasileña".
La versión la confirmó un oficial retirado de la Armada, que pidió el anonimato, el cual dio a conocer un hecho considerado clave, ocurrido en agosto de 1973. Según dijo, el entonces jefe de la rama naval, almirante José Toribio Merino, lo envió a San Pablo con una misión secreta de la que dependería en gran parte la decisión de iniciar el levantamiento militar.
Explicó que a los conjurados les preocupaba que no hubiera consenso total en todas las ramas armadas en torno al golpe de Estado, porque en ese caso afirmó que se iniciaría una larga guerra civil y que en ese escenario podría darse que Perú atacara al país para recuperar territorios perdidos en la Guerra del Pacífico (1879-83).
La misión del enviado de Merino fue conseguir informes de la inteligencia brasileña en torno a la posibilidad de que el gobernante peruano, el general de izquierda Juan Velasco Alvarado (1968-1975), decidiera recuperar lo que había llamado "la provincia cautiva".
El emisario viajó la última semana de agosto a San Pablo, donde se entrevistó con agentes de ese país para saber los planes peruanos. Según el protagonista de los hechos, sus anfitriones le respondieron: "No deben preocuparse. Perú no va a ir". El día del levantamiento militar no hubo movimientos en la frontera chilena.
El testigo sostiene que días después del golpe, el Servicio Nacional de Información brasileño (SIN) le pidió un favor de vuelta: sacar de la cárcel a algunos prisioneros brasileños que habían sido acogidos como "exiliados de izquierda", pero que en verdad eran agentes infiltrados del SIN.
La entidad le informó, además, que su gobierno había accedido al préstamo urgente que había pedido la Junta Militar encabezada por Augusto Pinochet, y que alcanzaba a los 100 millones de dólares.
Desde el mismo mes de setiembre surgieron versiones de que Brasil también entregó asesoría en interrogatorios y técnicas de tortura a los militares chilenos, según declaraciones de los retenidos en los campos de prisioneros.
Según el periódico, numerosos relatos señalan que el embajador brasileño Antonio Cándido Cámara Canto era llamado "el quinto miembro de la Junta Militar" por sus estrechas relaciones con el nuevo gobierno. De hecho, fue el primer diplomático en reconocer a la Junta Militar y su embajada coordinó la entrega de 70 toneladas de medicamentos y alimentos, entre el 11 y el 26 de setiembre, como ayuda humanitaria del gobierno de Brasil.
Nathaniel Davis, ex embajador estadounidense en Chile, relata en su libro Los últimos dos años de Salvador Allende que el diplomático brasileño habría intentado, en 1973, acercar a la Embajada norteamericana a los planes conspirativos. El también ex embajador norteamericano en Chile Edward Korry declaró en 1977 ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de su país que tenía "motivos para creer que los brasileños aconsejaron a los militares chilenos" y que prestaron "apoyo técnico y logístico" al golpe de Estado.
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