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FREUD NOS PAMPAS (Mariano Plotkin - historiador argentino)

(08/03/03)


ENTREVISTA AL HISTORIADOR MARIANO PLOTKIN
La historia reciente, desde el diván

El autor de "Freud en las pampas" describe las marcas psi en nuestra cultura, política y sociedad.
GONZALO AGUILAR.


Contarle la vida a otro desde un diván se ha transformado en una práctica aceptada y, en Argentina por lo menos, habitual. Sí es menos frecuente que el paciente se pregunte sobre cómo los psicoanalistas llegaron a ocupar ese lugar de autoridad y cómo fue la historia de su inserción exitosa en nuestra cultura. Esa es la indagación del historiador Mariano Plotkin en su libro Freud en las pampas donde estudia las razones de nuestra vigorosa cultura psicoanalítica. Plotkin, que fue docente en Harvard y director de la sede local de la New York University, es investigador del Conicet y autor también de Mañana es San Perón.

—¿A qué atribuye el grado de inserción y de importancia que ha tenido el psicoanálisis en la cultura argentina?

—Se han dado diversas explicaciones de esa inserción pero siempre buscando un factor determinante como la presencia de la comunidad judía, la importancia de los inmigrantes e incluso hasta leí algo sobre la tradición del tango y sus semejanzas con el psicoanálisis. En cambio, lo que yo trato de hacer en mi libro es desmontar esa imagen y establecer cuáles son las líneas y tendencias de la cultura argentina que convergen y le dan al psicoanálisis un lugar importante. Yo trato de analizar esas líneas desde la política, la psiquiatría, la movilización de las ciencias sociales y el papel modernizador de los psicólogos que se da principalmente a partir de la caída de Perón. Se entiende muy poco la cultura argentina de los 60 a los 80 si no se toma en cuenta el psicoanálisis.

—¿Produjo esta centralidad aportes teóricos relevantes para el psicoanálisis?

—Lo interesante es que si bien existieron aportes importantes como los de Angel Garma o Heinrich Racker no hubo una escuela propiamente argentina como sí lo hubo en Francia con Lacan. En Argentina, la orientación teórica de los grupos siempre tuvo un carácter derivado y lo que sucedió es que se pasó de un kleinismo ultraortodoxo a un lacanismo igualmente ortodoxo. Sin embargo, ese hecho también sirvió para su supervivencia y para mantener su lugar central en una sociedad muy inestable y cambiante.

—Cómo historiador ¿qué le interesó del psicoanálisis?

—En el curso de mi investigación sobre el peronismo, me encontré con los psicoanalistas entre aquellos intelectuales que formaban parte del complejo cultural antiperonista que se había montado alrededor de algunos círculos liberales. A partir de entonces me propuse una investigación que desarrollara una historia cultural del psicoanálisis en nuestro país considerándolo un emergente cultural con peculiaridades nacionales. De ahí las comparaciones que hago con otros casos, sobre todo el de Estados Unidos que considero comparable al proceso que se dio en Argentina. Quería investigar qué factores contribuyeron a que el psicoanálisis se desarrollara de una manera determinada en un país y de una manera diferente en otro. Y para eso yo digo que no hay que olvidarse de que el desarrollo de la cultura psicoanalítica es un proceso histórico, es decir, único y que se desarrolla en el tiempo y en un espacio determinado. Y eso es algo que en los trabajos sobre el psicoanálisis se tiende a olvidar. Una excepción son los libros de Hugo Vezzetti, Aventuras de Freud en el país de los argentinos y Freud en Buenos Aires, 1919-1939, pero que terminan cuando la parte interesante de mi historia comienza.

—Su libro desarrolla eso que denomina "zona gris": el psicoanálisis como objeto de consumo cultural que se va definiendo entre la ciencia y la cultura popular.

—Como objeto de investigación, el psicoanálisis es un buen articulador de la cultura de masas y la cultura de elite: uno se encuentra a menudo con gente que proviene del campo de la ciencia que escribe en revistas populares. Hay un desplazamiento que lleva sólo veinte años, entre 1940 y 1960: al principio, el psicoanálisis funcionaba como un sistema de ideas y creencias que necesitaba legitimidad externa frente a otros saberes terapéuticos y que encontraba en los medios un canal adecuado de difusión y legitimación. Ya en los años cincuenta, hay una revista que incluye una sección de lectura de sueños pero en la que que se invoca como autoridad a Freud y a Jung.

—Otro "mito" que viene a derribar su libro es el del psicoanálisis como factor liberador. Por un lado se muestra su aspecto modernizador, pero por otro se ve la persistencia del rol tradicional adjudicado a la familia y del psicoanálisis como parte de los dispositivos de control social.

—Como dije anteriormente, el psicoanálisis como emergente cultural adquiere aspectos propios de la sociedad en la que se desarrolla. En el caso argentino, la tensión entre el polo modernizador y el tradicionalista: el psicoanálisis fue uno de los saberes privilegiados usados por los diferentes actores culturales a lo largo del siglo XX en nuestro país.


Freud en las pampas, Sudamericana, 345 pág., $35.



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