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DISPUTA ENTRE E.U Y EUROPA POR LOS CULTIVOS GENETICAMENTE MODIFICADOS

(01/06/03)


Los alimentos transgénicos, entre el cielo y el infierno

Washington dice hablar por los hambrientos del mundo; Europa invoca la seguridad alimentaria. Se trata, en realidad, de una multimillonaria guerra comercial.

THE NEW YORK TIMES. Especial para Clarín


El presidente George Bush dijo hace una semana que la oposición de Europa a los cultivos transgénicos hace peligrar la lucha mundial contra el hambre. Pero hasta los críticos de la posición europea opinan que el argumento del Presidente no se sostiene y que la disputa debe ser entendida como lo que es: una batalla multimillonaria y transatlántica por el comercio agrícola.

El desacuerdo saldrá a relucir en la cumbre de países industrializados que se inicia hoy en Francia. La cuestión enfrenta a los gobernantes europeos, que dicen preocuparse por la seguridad de los alimentos que se importan de EE.UU., con la administración Bush, que sostiene que la pretensión europea de bloquear el ingreso de los cultivos transgénicos es una táctica comercial ilegal.

La disputa comercial se ha recalentado con la intensa presión de los lobbies en Washington, donde algunos de los más poderosos grupos de intereses de la nación —los agricultores, la industria alimenticia, y los gigantes de la biotecnología— han estado jugando sus cartas. Abogados y lobbistas desfilaron por la Casa Blanca y el Parlamento en las últimas semanas para influir sobre políticos y legisladores, y en algunos casos, simplemente para recordarles la importancia del Cinturón Agrícola en las próximas elecciones.


Problemas para exportar

Grandes empresas agrícolas y biotecnológicas han invertido miles de millones de dólares en la última década para desarrollar cultivos transgénicos. Millones de hectáreas de tierras de cultivo estadounidense actualmente están sembradas con semillas tratadas genéticamente y funcionarios de agricultura afirman que los agricultores han perdido al menos mil millones de dólares en los últimos cinco años porque no han podido exportar a Europa algunos de sus productos.

"Hemos sido muy pacientes con los europeos pero su empleo de esta prohibición como barrera comercial sienta un precedente para todos los países del mundo", dijo Mary Kay Thatcher, directora de políticas públicas de la Federación Agraria Estadounidense. "Dependemos del mercado exportador para un tercio de nuestros cultivos; esto es una pesadilla", agregó.

La semana pasada, EE.UU. presentó un recurso en la OMC, alegando que el acceso restringido de algunos algunos vegetales transgénicos a Europa viola normas del comercio internacional.

Es muy probable que en la cumbre del Grupo de los 8 que se está celebrando en Francia, el gobierno de Bush reclame que Europa acepte sus transgénicos. Pero en vez de hablar en nombre de Monsanto —el gigante de la biotecnología agrícola— o de los granjeros estadounidenses, Bush y sus asesores apelarán a la causa de la lucha contra el hambre en el mundo. En un discurso a fin de mayo, Bush ya acusó a Europa de obstaculizar la "gran misión de poner fin al hambre en frica", con su veda a los cultivos genéticamente alterados.

Según Bush, las medidas europeas estarían alentando a los países africanos a rechazar una tecnología que podría salvar millones de vidas. Ese argumento cayó mal entre los diplomáticos europeos que están negociando un acuerdo sobre biotecnología. "Es bastante molesto que el señor Bush nos inste a encolumnarnos tras su liderazgo en la ayuda al Africa, cuando EE.UU. aporta para el desarrollo mundial uno de los porcentajes más pequeños de su PBI, en comparación con cualquier otro país rico", dijo un diplomático en Washington. "Esto no ayuda."

Pascal Lamy, el máximo funcionario comercial de Europa incluso ha llegado a cuestionar la "moratoria" europea, y ha dicho que el continente está preparando nuevas regulaciones que podrían abrir Europa a más alimentos transgénicos.

Europa aprobó la venta de porotos de soja transgénicos en 1990; luego, en 1998, instituyó una moratoria en la aprobación de nuevos cultivos biotecnológicos, como ciertas variedades de maíz. Así, mientras los porotos de soja no fueron tocados por la moratoria, las importaciones de maíz se vieron perjudicadas.

Varios expertos en agricultura que desean el levantamiento de las restricciones europeas dicen que el problema no se resolverá con la apertura del mercado europeo. "Es un poco miope vincular el problema con los niños hambrientos de frica", dijo Dan Glickman, ex secretario de agricultura en la Administración Clinton. "Los grandes problemas de frica tienen que ver con la fertilidad del suelo", dijo a su vez Pedro Sánchez, director de agricultura tropical del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia.

Los defensores de los transgénicos destacan que no hay pruebas de que éstos representen ningún riesgo de seguridad alimentaria. El modo en que se resuelva esta contienda comercial podría determinar el rumbo futuro de la agricultura, según muchos economistas especializados.



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