Contos e poemas paraguaios
(05/01/03)
Nueva Cosecha y Poesía Joven del 2002
El libro colectivo “Nueva cosecha”, donde figuran los narradores Rubén Acosta-Gallagher, Clara Luz Muñiz, Marisol Palacios, Pablo Paniagua, Daniel Pereira, Emilia Piris Galeano, Verónica Rojas, Indira Rosa, Lourdes Talavera, Pedro Volpe y Zethyaz, ha sido presentado al público lector recientemente. Alumnos del Taller de Cuentos dirigido por la escritora Renée Ferrer, muestran su estilo, ritmo, manejo del lenguaje y orientación artística en el volumen literario mencionado.
En algunos cuentos se nota la carencia de estructura y de argumento. No ocurre eso con Emilia Piris Galeano, quien nos plantea un argumento racional, que deja deslizar una historia, por así llamarla, tierna y casi mística en el cuento “El chofer que me quería”.
Verónica Rojas nos sorprende con un dominio magnífico del lenguaje. En un clima denso, asfixiante en determinados momentos, transcurren sus dos cuentos “Descubrimiento matinal” y “Los dedos”.
Lourdes Talavera hace buena letra con su cuento “Miss Sarajevo”. Seguir enumerando los que me gustaron por su estilo, poca aporta ya a esta nota. Es importante repetir, obteniendo provecho a la ocasión, lo que escribió la escritora Renée Ferrer en el prólogo:
“La presentación de un libro da corrientemente un motivo de reflexión y de balance sobre el proceso creativo y la actitud del escritor o la escritora frente a la palabra y a sus textos”. ¿Están los autores del colectivo “Primera cosecha” satisfechos de sus cuentos? ¿Son capaces de reconocer que hubieran podido ser un poco más duros consigo mismos, exigiéndose más?
Entrar al mundo de la literatura supone un apostolado. Ahora bien, si la intención del escribiente es, como ocurre muchas veces en nuestra sociedad, hacer alguna cosita, “no importa cómo salga”, se peca de deshonesto consigo mismo y también con el lector.
Hay cuentos interesantes en el libro, y otros, que no se han desarrollado con un criterio de exigencia.
Un cuento es la suma de la imaginación, el raciocinio y el sentimiento. Pero, para llegar a combinar bien estos tres elementos, hay que haber pasado por la lectura de los grandes clásicos de la literatura extranjera y de la literatura paraguaya. Y luego está ese don, esa chispa, que como un encendido eléctrico sumerge al escritor en un grado de máxima tensión que solamente desaparece cuando las palabras, mejor dicho, las ideas, son atrapadas por las palabras, y las palabras por las frases.
UN CUENTO DE VERONICA ROJAS
Descubrimiento Matinal
Lejos, a más de cien metros, se distingue el imperativo ojo rojo del semáforo. Una vez más, él está sentado cómodamente sobre el cuero, con la vista al frente, todavía un poco adormilado pero ya con bastantes energías para ocupar, con la atención necesaria, su lugar en esa fila larga y tortuosa de disciplinadas hormigas multicolores que esperan, con muy poca paciencia, el cambio de humor del señor de los tres ojos.
En el instante siguiente, el verde milagro ansiado se produce, y allá van todos ellos, gruñendo roncamente y escupiendo pedazos como de algodón ennegrecido y desgarrado. Van cada vez más rápido, tratando cada uno de adelantarse a los otros, en una vertiginosa carrera que los lleva a todos, finalmente, a un mismo lugar. Una carrera que los transporta a 60 o 70 kilómetros por hora hacia adelante en el tiempo, y hacia el fin, donde irónicamente ninguno quiere llegar antes que los otros.
Él va formando parte de esa masa de grandes insectos metálicos enloquecidos, y se siente protegido dentro de todos los frascos, envases y envoltorios que lo aíslan del mundo de afuera, ése donde se apiñan incómodamente los demás.
¡Cómo no sentirse seguro dentro de tantos recipientes, conteniéndose a su vez unos a otros, guardándolo del contacto sucio y agresivo de la calle y sus criaturas!
Por fuera de todo, lo preserva su moderna caja de vidrio y metal de tracción en las cuatro ruedas; luego, dentro de ella, el suave contacto de una elegante bolsa azul marino de tela italiana lo envuelve.
A su vez, esta bolsa contiene a otro envoltorio de fresca seda de salmón, y aunque no superpuesta, también ayuda una bolsa más pequeña, de puro algodón, pero importada.
Además, como si tanta protección fuera poca, todavía lo aísla del mundo exterior el frasco original de carne, sangre y hueso.
Es ahí cuando se le ocurre preguntarse cuál será ese tesoro celosamente guardado. Y en ese preciso instante, cuando se asoma al interior del último recipiente, lo encuentra totalmente vacío.
***
Este es un cuento total. Absoluto. Pero también hay muchos otros cuentos que me gustaron. Creo que, en general, cada uno hizo lo suyo como pudo. Yo simplemente arrimo un comentario a esta página del suplemento cultural del dominical de ABC Color. Creo, sin embargo, que esta cosecha es buena. Y no digo nada más.
POESIA JOVEN DEL 2002
El libro Poesía Joven del 2002, del Taller de Poesía Ara Satí, coordinado por la escritora Susy Delgado, ha sido presentado también al público lector. Hay poemas dignos de ser celebrados en el mismo.
Quienes forman parte de la antología son Pablo Cáceres, David Cañete, Aurora de la Paz, Gabriel Román, Santiago Morínigo, Gloria Bazán, Natalio Ruiz, Esteban D. Cella, Carlos Bozzano, Sara Léoz, Víctor Manuel Cáceres, Mabel Martínez, Víctor Daniel Franco, Diana Gauto Valinotti, Pedro Volpe, Cristian Vera y Derlis Sinain Leith.
Un poema de Natalio Ruiz
El Blues del Toro Candil
Lucir los cuernos
encenderlos
mostrarlos a todos
que se entere todo el vecindario
que tengan de qué hablar
...que se aburran de hablaostumbres
y remedios para el asma.
Asustar con los cuernos
asustar a infantes
y a las novias vírgenes
a suegras
y a “noviecitos” fieles.
Soy el toro
vengo por tu burla
Me llevo tu seguridad
y tu burguesa pareja
sin sal...
( La sal no sala, y tu bombacha ta mojada)
Soy macho y me la banco
traigo encendidas las astas
y apagada la vergüenza...
Juego a que no veo tus ansias
observo su mano debajo de tu falda
la sonrisa hipócrita
el sueño imposible...
Yo atropello nomás...
Soy el toro.
Delfina Acosta
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